Bohemia (Fragmentos de un diario)


Read by Alba

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... 11 Marzo. - No he podido renovar mi abono de 50 pesetas en el restaurant de la calle de la Montera. Sólo tengo tres duros: con ellos he de pasar todo el mes. ¿De qué modo? No lo sé; comeré lo que pueda... pan sólo. Creo que con pan puede vivir un hombre. Será curioso: haré de asceta malgre moi, como el personaje de Moliére hacía de médico. Al fin y al cabo, estamos en Cuaresma.

En el periódico - órgano de la moralidad pública - no me han dado un céntimo. Trabajo todas las noches hasta las dos de la madrugada; escribo un rimero de cuartillas sobre todo; es decir, fondos, noticias, telegramas, y hasta « arreglo » las cartas de los correligionarios de provincias que protestan - sin gramática - de tal o cual arbitrariedad administrativa.

He escrito también en La Batalla una porción de crónicas, veinte o treinta, que me han valido (lo escribo sin modestia, puesto que estos apuntes son
para mi solo) muchos y valiosos elogios de literatos eminentes, y - lo que más satisface - de lectores anónimos que me escribían alentándome, o corrigiéndome cariñosamente otras veces.

Sin embargo, como mis crónicas eran independientes, y a pesar de que el periódico lo era también, mi independencia era integral, digámoslo así, vamos, que yo era radical lo mismo en religión, que en política, que en filosofía... pues resultó que algunos suscriptores, liberales a la antigua, de rosario y morrión, se quejaron, en sentidas cartas, de mis « escandalosos» artículos.

Por eso he tenido que dejar de escribir crónicas... En los periódicos no puede uno ser independiente...

***

12 Marzo. - Como alli no me dan nada, y además, lo poco que, a fuerza de mil penalidades, me manda mi pobre madre he tenido que gastarlo casi todo en pagar este cuartejo que habito y en comprarme alguna ropa... no me quedan más que 15 pesetas para mantenerme durante treinta días. Por lo pronto, lo que voy a hacer es no gastarme un céntimo en nada... ni periódicos, ni revistas, ni libros. Ya sé que esto me será un poco difícil, porque yo soy capaz de quedarme sin comer por comprar un volumen nuevo; pero quitaré la ocasión, es decir, no pasaré por las librerías ni llevaré mi cuantioso caudal en el bolsillo.

***

13 Marzo. - Esta mañana he entrado en una librería a comprar un periódico francés (« un periódico no es nada », decía yo). Aprovechando la ocasión, me he puesto a examinar unos libros nuevos, y... ¡lo que temí! no sé lo que ha pasado por mi cabeza, me he ofuscado... la herencia de mi padre el bibliófilo y de mi abuelo el coleccionista de estampas... El caso es que he salido con dos tomos de cubierta amarilla, olorosos, debajo del brazo. (Ya los he puesto en la lista de libros comprados durante el año).

Me quedan cinco pesetas.

***

17 Marzo. Acabo de comer ... 10 céntimos de pan a medio día y 10 por la noche. Voy teniendo derecho a figurar en el Año Cristiano.

He estado hablando con Ródenas... correcto, elegante, y hasta perfumado, como siempre. Sin embargo, tiene la manía de creerse un bohemio perdido a lo Verlaine. Me ha pintado su miseria con « negros colores »

- iHace una semana que no como sino cubiertos de a peseta! - me ha dicho = iOh, esto es horrible! ¡Esta camisa - exclamaba dándose golpes en la pechera, - esta camisa la llevo ocho días! ¡Qué espantoso!

Le he estrechado la mano afectuosamente. iCuánto debe sufrirl

Al pasar por la Puerta del Sol me he cruzado con un compañero que ha fingido no verme; por no saludar a quien, como yo, va tan pobremente vestido... Ya he notado esto dos o tres veces. El otro día también, cuando fuí a ofrecer mi libro a varios editores, me miraban todos compasivamente, como diciendo: « iPobrecillo! ¿Qué podrá escribir un hombre que no lleva camisa planchada?»

***

19 Marzo. - Continúo comiendo mis 20 céntimos de pan. Al principio he notado cierta sequedad en el estómago y en la cabeza. También me he encontrado más ílexible, más vaporoso; pero ahora lo que siento es debilidad. Casi no puedo escribir. Antes escribía con tanta ligereza como el otro pintaba... el otro, Fa Presto. Ahora no tengo fuerzas; no se me ocurre nada original. Esta mañana me he encontrado en la escalera con un obrero que me ha estrechado la mano.

- Yo llevo medio mes sin trabajo - me ha dicho - Pero usted me gana.

No comprendía lo que quería decir; después me lo ha explicado. El balcón de mi cuarto, que ahora tengo siempre abierto por el buen tiempo, da a un patio, y en frente de él, del balcón, (iqué trabajo me cuesta escribir!), da la ventana de la buhardilla en que vive dicho obrero, el cual me ve todos los días devorar mi escasa comida. Por eso dice que le gano.

Después de mil rodeos me ha invitado, « como camaradas » (parece que ha leído algunos de mis artículos), a que suba a ... No he aceptado.

***

21 Marzo (domingo). - Como todos los domingos, he ido hoy al Museo. He contemplado largo rato los mártires de Ribera, y después me he despedido de ellos cariñosamente.

Les he llamado «compañeros» (¡ !).

***

22 Marzo. - He tenido carta de ... (Mientras escribo esto, el obrero, desde su ventana, me enseña un plato y me hace señas de que suba. Me sonrío, y le doy a entender que estoy bien. Él cierra los ojos y mueve la cabeza a un lado y a otro). He tenido carta de mi madre. Me dice, entre otras cosas:

« Ya sabes que estamos en tiempo santo de Cuaresma; que no debes comer carne los viernes ni mezclar los otros días ...»

¡Ay, si la pobre viejecita- supiera lo que estoy sufriendo!

***

23 Marzo. - Esta mañana iba hacia el Retiro con mi pan en el bolsillo, a comérmelo entre los árboles.

Al pasar frente al Ministerio de la Guerra he sentido un desvanecirniento; se me iba la cabeza, y he andado algunos pasos haciendo eses como un borracho. Después he caído junto a la verja; a pesar de que apenas me daba cuenta' de nada, he notado que se formaba un grupo de gente a mi alrededor,' y me parece haber oído risas y que alguien decía:

- No es nada ... ¡un curda!

 


Este libro pertenece a la colecciòn Alba Learning.

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